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En esta imagen se puede apreciar una rugosidad con forma de corazón rodeada por paredes que recuerdan al interior de una cueva. Estas superficies rugosas se producen mediante la irradiación de una oblea de silicio con un láser, y posteriormente se recubren de forma completa con nanofibras de Ag@ZnO mediante una técnica denominada deposición química desde fase vapor asistida por plasma (PECVD). Mediante este procedimiento se consigue producir una rugosidad en dos escalas: del orden de micras en el caso de la irradiación láser y del orden de los nanómetros (1000 veces más pequeños que las micras) para las nanofibras de Ag@ZnO. Esta rugosidad a dos escalas conduce a una gran densidad superficial, que es una cualidad clave para el desarrollo de sensores de alta sensibilidad. |
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